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Riñas políticas frenan 100 obras en Beni – EL DEBER – 31.7.2011

Domingo, 31 de Julio de 2011

Promesas. El Gobierno, la Gobernación de Beni y algunas alcaldías de ese departamento adeudan a su pueblo algo más de 100 proyectos de infraestructura

Roberto Navia. Trinidad

Camiaco tiene una herida abierta desde hace dos años. La construcción de la única escuela de este pueblo anclado en la pampa beniana, a 70 km de Trinidad, está paralizada y 140 alumnos pasan clases en aulas sin puertas ni ventanas, apretados en banquetas improvisadas. Cuando ellos tienen ganas de ir al baño piden permiso para ir a sus casas porque, además de las aulas, las letrinas también quedaron a medias.
La culpa, según los vecinos,  profesores, padres de familia y autoridades, la tienen los políticos y su manía de pelearse entre quienes no son de la misma línea ideológica, a pesar de que unos y otros están a decenas, cientos o acaso miles de kilómetros de distancia.
Las peleas políticas entre La Paz, Trinidad y algunos municipios van dejando gruesas facturas en el departamento beniano: hospitales por colapsar, escuelas a medio construir y sin muebles. Un dato revelador es que 100 obras públicas ejecutadas por la Gobernación y algunas con participación municipal se encuentran en ‘estado de coma’, algunas avanzan a paso de tortuga (ya llevan más de cuatro años en ejecución), y otras, simplemente paralizadas, deteriorándose ante el paso implacable del tiempo y los cambios del clima.
La culpa siempre es del otro. Dependiendo de a quién se haga la pregunta, la culpa la tiene el político de la vereda de enfrente. Carlos Dellien, secretario de la Gobernación, dice que el Gobierno nacional ha mermado la economía del gobierno departamental de Beni porque de los Bs 340 millones que recibía en 2007 ahora solo  llega Bs 172 millones. Eso, en términos prácticos, asegura Dellien, significa que 40 obras civiles que encara la gestión del gobernador Ernesto Suárez y 60 que se ejecutan con la participación de los municipios avanzan a media fuerza. Peor aún, algunas quedaron paralizadas porque el desembolso, por la crisis económica en las arcas de la institución, llega tarde, mal o nunca. Muchas empresas ejecutoras prefirieron dar un paso al costado porque no les resulta el negocio de empezar una obra y no terminarla. “Nosotros hacemos lo que podemos”, sostiene Dellien.
Lo que ocurre en Beni es que si una obra no ha sido terminada en los seis meses que dura la época seca, el arribo de las lluvias suele echar por tierra todo lo avanzado hasta ese momento. Por eso, dice Dellien, cada vez que no se puede cumplir con el pago a tiempo a una empresa que construye un camino vecinal, por ejemplo, la amenaza latente es que el próximo año se tenga que empezar de cero porque el terraplén que se hubiera levantado será arrastrado por las primeras aguas.
Esto provoca la bronca de la gente. “He visto cómo cada año se bota plata en este departamento. Construyen un camino, lo dejan a medias y cuando llueve todo se echa a perder”,  dice Ancelmo Rodríguez que vive en la ruta entre San Lorenzo y Camiaco.
Fernando Abularach, fiscal de obras del municipio de Loreto, sabe del perjuicio que significa la paralización de cualquier obra y también confirma que los conflictos políticos hacen desangrar al departamento. Afirma que aquí las carreteras se cierran por dos motivos, por las lluvias y por los bloqueos que realizan las organizaciones sociales que están a favor de uno u otro frente político.
Gabi Vania Balcázar, alcaldesa del municipio de Loreto por el Movimiento Al Socialismo (MAS), lanza otro dato. Dice que los caminos que se estaban abriendo para ingresar a Monte Cristo y a Marsella solo avanzaron en cinco kilómetros, cada uno, de los más de 25 que deberían abrirse. “La empresa se fue porque no se desembolsaron los recursos y más de 3.000 personas de varias comunidades aledañas quedaron perjudicadas porque tienen que salir a Trinidad por sendas construidas por municipios vecinos.
En la Gobernación saben que hay muchas obras paralizadas y la explicación que tienen es que es el resultado del recorte que hizo el Gobierno por ingresos de Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH).
Respecto a las obras de la escuela de Camiaco, Balcázar dice que hizo las gestiones para que este lunes se reiniciaran los trabajos y explica la demora como efecto de una seguidilla de cambios de alcaldes en el municipio de Loreto desde 2005.
Mónica Núñez, presidenta del Comité Cívico Femenino, sin dar vueltas al asunto, dice que Beni está paralizado porque no se está trabajando. “Estamos como el gato y el ratón, unos persiguiendo y otros huyendo”. Eso, lamenta, causa que los hospitales estén entrando a un colapso, se descuide la educación y las obras civiles queden paralizadas. “El pueblo se la pasa viendo las rencillas políticas mientras las necesidades siguen esperando”.
Otra que aguarda es Mari Luz Coimbra. Ella es asambleísta departamental de Beni por la bancada indígena y espera que una carretera a prueba de inundaciones pase por Nuevo Amanecer, la comunidad donde nació, que está a 80 km de Trinidad, donde viven 40 personas y que no tiene energía eléctrica. “El camino se quedó en proyecto. Desde hace dos años dicen que la construirán y nada”, reniega.
La excandidata a gobernadora por el MAS, Jessica Jordan, y actual directora departamental de la Agencia para De-sarrollo de Macroregiones y zonas Fronterizas (Ademaf), ha dicho que ella trabaja porque Beni se beneficie con obras y ha calificado la gestión de Ernesto Suárez como un oscurantismo que no trae desarrollo. Por su parte, el gobernador dice que es un perseguido político y que el Gobierno ha quitado recursos a los benianos.
Las aguas del río Mamoré fluyen tranquilas y transparentes a 100 metros de la escuela a medio construir de Camiaco. El profesor Félix Vásquez está caminando por la obra inconclusa. Los ladrillos están negros y las viguetas donde deben asentar las tejas parecen serpientes disecadas. Arriba quedó una gaveta con mezcla de cemento y ripio convertida en piedra. “Una tarde de hace dos años los albañiles se fueron y no volvieron más”, recuerda como si fuera ayer.

El polvo espanta la rabia por las promesas rotas
La tierra está seca y el polvo es alborotado cada vez que una moto o un vehículo pasa por ese camino que en tiempos de agua sirve para que naveguen barcos a remo o con motores fuera de borda. Pero ahora es invierno y los colerones causados por las inundaciones son cosas del pasado. Rosenda Albornoz hace números con los dedos de una mano. Cinco, dice. Esos son los meses que faltan para que vuelva a ser desgraciada. La desgracia, para ella, es quedar atrapada en la casa donde vive, en el mismo corazón de la provincia Marbán, cada vez que las inundaciones se adueñan de este único mundo que tiene.
Albornoz ha pensado varias veces en emprender una retirada hacia Santa Cruz para escapar de los estragos del clima. Pero las promesas de las autoridades le han quitado las ganas y cada año dice que les da una última oportunidad. Ella aún no ha perdido las esperanzas de que el camino que pasa a 100 metros de su casa se convierta en un terraplén bañado con ripio para que cuando llueva no quede prisionera en su propia casa.
Ella no es la única que se asusta cuando el cielo se pone negro. “El día en que las obras prometidas se materialicen cambiará mi forma de pensar sobre la lluvia”, dice doña Amelia, que vive en Villa Alba.
La bronca está en sus ojos. Pero eso solo sucede cuando se acuerdan de que el camino que empezó a ser abierto hace tres años jamás fue concluido, o cuando retoman la charla aquella de que los postes para que la energía eléctrica llegue al pueblo quedaron tendidos en el suelo porque la lluvia fue más puntual que los desembolsos de las autoridades.
“Todos son unos inútiles”, dice fuerte un habitante de Camiaco que está enojado porque la energía eléctrica solo le llega de noche gracias a un generador a diésel. En Loreto, que está a media hora de Camiaco, hay corriente las 24 horas del día, pero la corriente solo les llega desde Trinidad en el sistema monofásico.
Ese dato lo revela Fernando Abularach, jefe de obras de ese municipio. Ello significa que no se puede hacer conexiones trifásicas y por tanto no hay lugar para el trabajo de motores industriales.
La noche cae después de las 19:00 cuando el sol ha estado colgado en el cielo beniano. Cuando el frío gana a las altas temperaturas oscurece media hora antes. El polvo alborotado en los caminos de tierra es visto incluso como una bendición porque a los vecinos de los pueblos les  recuerda que la vida es llevadera incluso sin esas obras básicas que quedaron en promesa desde hace tantos años.

Pugnas

Problemas. La confrontación directa que existe refleja una disputa entre el Gobierno de Evo Morales y el gobernador de Beni Ernesto Suárez. El conflicto no es nuevo. La lucha autonómica por la llamada media luna enarboló las diferencias ideológicas.

Procesos.
Suárez enfrenta varios juicios. El primero se lo inició el Gobierno nacional por el referendo autonómico; otro lo efectuó  el Ministerio de Transparencia por la aprobación de recursos económicos para reparar un generador. Hay un tercer juicio iniciado por supuesto soborno.

Ademaf.
En Beni, la oponente directa de Ernesto Suárez es la exmodelo de belleza y excandidata a gobernadora Jessica jordan, que ahora es la directora de Ademaf de Beni. En varias poblaciones del departamento se ve la ejecución de obras que son financiadas por el Gobierno nacional.

Conciliación.
Sobre el anterior punto, hay versiones de pobladores que creen que sería mejor que la Gobernación y el Gobierno central unieran sus esfuerzos para ejecutar obras en conjunto y no trabajar por separado.

http://www.eldeber.com.bo/2011/2011-07-31/vernotanacional.php?id=110730201911

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