EL PEABIRU CHIQUITANO – Ovidio Roca – 24.10.2010
Peabirú es una nueva obra (Santa Cruz 2007) de Oscar Tonelli que se ubica en el mismo espacio territorial e histórico de sus anteriores estudios y publicaciones, la Chiquitanía. Trata esta vez del ramal Chiquitano del sendero llamado Peabirú que comunicaba en épocas precolombinas a los indígenas desde el Atlántico con el Pacifico, desde la amazonia a la tierra de los metales preciosos.
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“Adjunto la presentacion que hice en la Fexpo en ocasion de la presentacion del libro,…” ovidio roca avila [ovidroc@hotmail.com]
El ámbito de este relato transcurre principalmente en el Hinterland que va del río Paraguay y el Guapay y descubre basado en acuciosa y abundante documentación, mucha de la cual es inédita o muy poco conocida, la interrelación histórica entre los hombres que por allí transitaron, se asentaron, lucharon, convivieron, aprendieron unos de otros y finalmente se amalgamaron.
Constituye el chiquitano un extenso territorio, que si bien sirvió de transito, esta ubicado lejos de todos lados, donde no existió ni existe un centro o polo de atracción, al margen de la imaginación y el espejismo de lo desconocido.
Los primeros habitantes de la America Meridional bajaron a esta región desde el norte, navegando por el Orinoco y el Amazonas y luego dispersos en muchas y diversas tribus y etnias, buscaron explorar hacia el Oeste las tierras de los metales, abriendo para ello durante cientos de años una senda que se conoce, nos dice Tonelli, con el nombre de Peabirú o el camino de ida y vuelta.
Asunción lejos del mito y el metal blanco que se expresaba en Potosí y Charcas, buscaba primero una vinculación y un camino que siguiendo el Peabirú, los vincule con aquel mentado centro de poder y fortuna, que la inmensa riqueza en plata confirió a la llamada Villa Imperial de Potosí. Corriendo seguidamente estos españoles azarosas aventuras, en procura de este derrotero y de conquistar las riquezas, que se dice existían en el legendario Moxos.
Por este mismo derrotero años después transitan, Irala, Ñuflo de Chávez, los mestizos y españoles y los guaraníes que los acompañaban. Posteriormente, este es el acceso por donde penetran los bandeirantes paulistas a cazar esclavos entre las numerosas tribus que estaban diseminadas en todo aquel inmenso territorio.
Chávez funda Santa Cruz de la Sierra en el Sutó y esta andariega población va buscando su cobijo hasta encontrarlo finalmente en la Punta de San Bartolomé, donde se aquieta hasta que a mediados del siglo XX irrumpe, gracias a la apertura de caminos y ferrocarriles, en la vida de un país del que se encontraba marginada.
Los siglos XVII y XVIII, son para la Chiquitanía la conquista espiritual a cargo de los Jesuitas del Paraguay, que parten de Santa Cruz a conquistar las almas y organizar una utopía posible, unificando tribus y etnias, en torno de la iglesia misional y una forma de vida sedentaria y productiva, donde se logran avances en la agricultura, artes y oficios como los de Europa. Son también el refugio y la defensa contra los bandeirantes portugueses que al tiempo de capturar esclavos ampliaron el territorio del Imperio Lusitano. Época en la que para evitar el peligro de que Santa Cruz de la Sierra fuera asaltada por ellos, se cierra el sendero del Peabirú.
Los cruceños, desde siempre y con mayor énfasis durante la República, estuvieron aislados del occidente propugnando salir a los mares y al mundo através del río Paraguay y del Atlántico. Numerosos esfuerzos se dedican intentando convencer al Estado Boliviano de esta necesidad e imperiosa necesidad, constituyendo el documento mas explicito de este empeño, el famoso Memorando de 1904.
Es el visionario pionero y empresario Miguel Suárez Arana, quien logra la apertura y la consolidación de un puerto y un camino, amen de otros trabajos, que vincula a Santa Cruz de la Sierra cruzando la Chiquitanía y el Peabirú, con la ciudad denominada en su homenaje Puerto Suárez, que pronto se convertirá en la cabeza y centro neurálgico de un gran polo de desarrollo metalúrgico, energético y portuario entre otros.
Este titánico trabajo es complementado por esforzados transportistas y comerciantes, colaborados generosamente por autoridades y ganaderos de chiquitos. Lo cierto es que poco a poco se van sembrando a lo largo del Peabirú, un rosario de pascanas, alquerías y haciendas, que con el tiempo en buena parte, se convierten en centros poblados, unos más importantes que otros.
Toda aquella epopeya, con sus jornadas, trabajos, obstáculos y tropiezos y los trabajos y tropiezos es descrita con lujo de detalles por el autor, sobre la base de una copiosa información, mucha de ella inédita. Quien para ello llevo a cabo largas y sesudas investigaciones en archivos y bibliotecas de Buenos Aires, Charcas, Asunción, Río de Janeiro, San Pablo, La Paz y la Universidad Gabriel Rene Moreno de nuestra ciudad.
El Peabirú Chiquitano de Tonelli, más que un ensayo es el relato muy bien documentado de la historia de un pueblo, que lejos de todas partes, decide vincularse y formar parte de un país y del mundo. Y es la constatación de que los gobernantes de este país minero y sin sentido nacional, careció y carece de una estrategia de país y de gestion espacial y territorial.
Con esta obra Oscar Tonelli con ese profundo amor que siente por la Chiquitanía nos continúa ilustrando sobre la historia y los sueños de los pobladores de este inmenso territorio aun no totalmente desencantado, como diría Ñuflo de Chávez.
Santa Cruz 2007
te exare de menos pp
como te boy a extrañar querido profesor.,., y amigo cuando welva para bolivia .. riberalta te extarñare 100pre+++ tu fuiste mi profesor y mi amigo con tigo pase muchas cosa tu y mi amigo edgar la pasamos bien nos fuimos a pescar y todo eres el mejo pepe´´ te extrañare 100 pre seras el mejor querido amigo hermano y profesor que lastima que te hayas hido fuiste y seras el propio y el mejor te recordare 10opre pp